El tejido pasa, sucesivamente, por:
un tensor (ver figura A, punto 1),
un centrador de tejido (fig. A, 2) y
sobre un cilindro de regulación (fig. A, 4) y un cilindro de compensación (fig. A, 5).
Un medidor de humedad (fig. A, 6) establece la cantidad de vapor necesaria para el tratamiento.
Tejido óptimo.
La tela pasa sobre un cilindro de alimentación (fig. A, 7) ayudado por un sensor (fig. A, 8),
llega supercargado a la red de vaporización (fig. A, 3),
donde un campo de suministro de vapor (fig. A, 9), colocado debajo de la red, vaporiza el tejido,
iniciando el retorno tanto en la urdimbre como en la trama.
Por encima de la red hay una campana de extracción de vapor (fig. A, 10).
Así, un dispositivo vibratorio (fig. A, 11) ayuda al tejido a superar las fricciones que se oponen a la
estrechamiento.
Una batería de soplado (fig. A, 12) y una posterior batería de succión (fig. A, 13) completan el
proceso, fijando de forma permanente la estabilidad dimensional conseguida con el tratamiento.
Un regulador de descarga (fig. A, 14) y un cilindro de descarga de tela (fig. A, 15) transportan la tela
al aglutinante (fig. A, 16).