La otra máquina (fig. C), más productiva que la anterior, prevé varios puntos de contacto del tejido sobre los cardos colocados en todo caso sobre un solo tambor. El tejido a someter a este proceso pasa a un depósito (fig. C, 1), donde se sumerge en agua a temperatura ambiente o, en algunos casos, a 50 °C en la que se pueden disolver productos auxiliares; entre los cilindros tensores (fig. C, 2), se desliza sobre el tambor (fig. C, 3) donde se producen los contactos con los cardos.
Cuatro pares de cilindros (fig. C, 4), colocados sobre el tambor, acercándose a él,
aumentan el área de contacto entre los cardos y el tejido mientras que al alejarse esta área disminuye hasta desaparecer.
La pieza arrugada pasa luego a una bandeja (fig. C, 5), todavía impregnada de agua; luego se enrolla y permanece en este estado por un periodo de 24 horas, siempre en movimiento, para obtener una mejor fijación y brillo del cabello.